sábado, 17 de septiembre de 2011

Capítulo 8. Y se me olvidó el por qué.

Se acerco más a mi. Tanto que casi nuestros cuerpos se rozaban. Me miró a los ojos y comenzó a hablar.

-La otra semana, cuando Miki estuvo aquí en Madrid, uno de esos días que se quedó en el programa se acercó a mi y me dijo que si podía hablar conmigo. Tú estabas grabando una sección, por eso no te enteraste. Fuimos a mi camerino y allí hablamos.

De repente sonó su móvil. ¿Hoy es el día de las llamadas inoportunas o qué? Dani se metió la mano en el bolsillo para coger el móvil. Miró la pantalla y se puso blanco. Me acerqué a él para ver quién era. No tapó la pantalla y pude ver quién llamaba. Miki. Lo miré a los ojos.

-No lo cojas. Ni se te ocurra.
-Anna, si no lo cojo sabrá que pasa algo. Tú no se lo has cogido, si voy yo ahora y tampoco se lo cojo va a ser muy raro. Lo último que quiero son malos rollos..

Apretó una tecla y se acercó el móvil a la oreja. Me volví a acercar a él para oí lo que Miki le decía pero se levantó del sofá.

-No. Pues estoy en mi casa. ¿Y yo qué se? Que no te estoy tomando el pelo hijo. ¿Qué? No, no, si ya te he dicho que estoy aquí. Vale. Que sí. Adiós.

Pensé que se sentaría otra vez en el sofá pero no fue así. No se giró y se dirigió a la puerta directamente. Yo me levanté deprisa y fui detrás de él. No lo alcancé antes de que abriera la puerta para irse. Cuando estaba ya en el portal lo agarré de la parte más baja de la camiseta y tiré hacia mi. Retrocedió un par de pasos y conseguí que se pusiera de frente a mi. En consecuencia al estirón de la camiseta yo adelanté un paso y este fue el mayor error de mi vida.

Nuestras caras estaban a poco más de un centímetro de distancia. Ambos estábamos mirándonos a los ojos. Me estaba costando la vida no mirarle los labios, pero sabía que si lo hacía él se confundiría y podría pasar algo extraño. Me mordí el labio y éste fue el segundo error. Él sonrió, aunque sin llegar a enseñar los dientes. Colocó su mano derecha en mi codo y pegó su frente a la mía.

-Ahora tengo que irme pero posponemos esto para mañana -no lo dijo en alto, lo susurró, no sé si por miedo a que alguien imaginario lo escuchara o simplemente por hacerse el interesesante.
-¿El qué? -hice lo posible para parecer neutra, pero creo que no lo conseguí demasiado.

Separó su frente de la mía para darme un beso en la mejilla. Por un momento creí que el destino de ese beso no era precisamente ese. Estaba quieta, no podía moverme. Había logrado que me pusiera nerviosa.

-Pues la conversación de antes.. ¿no? -sonrió.
-Ah.. claro claro.. -¡joder Anna despierta hija!

Se dio la vuelta y se fue. No se giró para mirarme por última vez como en las películas, pero juraría que aún seguía con esa sonrisa pícara en el rostro. Cerré la puerta y me apoyé en ella abatida.

Él consigue lo imposible -pensé- ha conseguido que mi único objetivo de hoy, hablar con él para preguntarle qué pasa se haya desvanecido. Conseguir que me olvide de todos los motivos, de todos los por qué. Consigue que deje de preguntarme por qué las cosas van bien o mal. Hasta hace apenas unos segundos mi propósito no era saber la verdad. Era besarle.

7 comentarios:

  1. Neeeeeeeeeeeeeeeext plis ^^

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  2. Olee! genial el cap!! me encanto! jajaajj pero tngo q decirte una cosa. SIGUIENTE!!

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  3. por dios que gran historia y que gran capitulo! enhorabuena!!! siguiente :)

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  4. madre mía genial!! Me ha encantado esa reflexión final! Siguienteee please!!!

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  5. Capiculacoo! Me ha encantado *-* Siguiente!

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  6. Me ha encantado el último párrafo. Muy buena la historia, enhorabuena

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