martes, 13 de septiembre de 2011

Capítulo 2. Nadie.

¡No! Por favor. Haré mejor las cosas, cambiaré. Puedo ser aún más profesional. Haré lo que me pidas pero no me hagas esto. No por favor. Pensé que éramos más que compañeros, pensé que éramos amigos. ¡Flo por favor! ¿Y  ahora qué hago yo? ¡¿QUÉ HAGO?! Me despierto sobresaltada. Joder, era una pesadilla. Parecía todo tan real... Miré la hora. Las 09:44. Es muy pronto aún, aunque no creo que pueda dormirme. Mejor me levanto.

Me duché, desayuné y ahora estoy camino de plató. No son ni las 11. Creí por un momento que mi sueño era real y me asusté. Aunque tengo que pensar que eso podría pasar. No soy imprescindible en el programa. Entre tanto pensamiento he llegado ya. Pensé en entrar en mi camerino como siempre, pero pasé de largo. Me fui directa a la terraza. Saqué la cajetilla de tabaco, pero me arrepentí. Fumar no. Tengo que dejarlo. Me quedé absorta mirando a la nada. Estaba completamente en mi mundo. No pensaba en nada, peor pensaba en todo.

-¿Abuela? ¿Qué hace usted aquí? - Es Dani. Su voz es inigualable. Además, es el único que me llama abuela. Cosa que no me gusta demasiado, pero cuando me llama él así me hace gracia.

Me giré y lo miré, aunque ya estaba prácticamente a mi lado. Entonces sonrió y como respuesta intenté sonreír, pero sólo imité una sonrisa. Arqueé mis labios, nada más.  

-¿Qué te pasa? -preguntó mientras arrugaba el ceño.
-Nada.. no he dormido muy bien. Tuve una pesadilla- dije mientras miraba el paisaje.
-Serás una abuela, pero a veces pareces una niña... ¿Y qué soñaste?

En su tono de voz noté verdadera curiosidad. Aunque sea un cabeza loca tiene un corazón enorme. Suelo contarle todo, y él a mi también. Se preocupa mucho por mi, y eso me gusta. Es increíble.

-Que Flo me echaba -dije muy seria.
-¿Y estás así por esa tontería? Anna, esto no sería lo mismo sin la rubia loca que nos frena cuando se nos va la olla, la que pone orden siempre. Aunque claro, pensándolo bien, podríamos coger a alguien mejor. ¡Qué coño! La misma Cris podría sustituirte.

Lo miré enfadada aunque él se estaba riendo. Le di un manotazo en el brazo y fue entonces cuando entendió que estaba cabreada de verdad, y me preocupaba mucho esa posibilidad. Dejó de sonreír. No le estaba mirando, pero había dejado de oír su risa. Colocó su brazo izquierdo en mi hombro acariciándome así toda la espalda. Acercó su cabeza a la mía, y me susurró "Nadie podría sustituirte cuqui" Sonreí. No dije nada pero sonreí. Él hizo lo mismo y dejó de abrazarme. Ya era un poco tarde así que bajamos.

Yo estaba en mi camerino leyendo el guión, aunque no estaba enterándome de mucho. No paraba de pensar en lo que había ocupado mi mente toda la noche y toda la mañana. También me di cuenta de que él es el único que, con tan sólo decir una frase, una frase de cuatro simples letras es capaz de hacerme sentir bien.

El programa fue genial. No sabía si tendríamos mucha audiencia o no, la verdad es que nunca presto mucha atención a eso, pero para mi ha sido de los mejores que hasta ahora hemos hecho. Hemos sido nosotros mismos, y yo me sentí bien, muy bien. Dani y yo nos habíamos mirado muchas veces. Yo lo hice porque me apetecía, y él creo que con su mirada intentaba hacerme saber que todo eso sin mi no sería posible. Cada vez que me miraba sentía que trataba de transmitirme la frase que esa misma mañana me había dicho a mi, sólo a mi. "Nadie podría sustituirte cuqui"  

3 comentarios:

  1. oooohhhhh!! q bonitooo! tienes q seguila! si o sii! jajaj me encanto! ;)

    ResponderEliminar
  2. Nadie podría sustituirte, cuqui. Qué frase tan bonita. Ojalá me dijera eso alguien a mí

    ResponderEliminar
  3. ¡Muchas gracias! Y sí Sara, ojalá me la dijeran a mi también -.-

    ResponderEliminar